05 + 03 + 2013 = 2021

21 años en Venezuela…

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El cuento de dos vidas…

Hace un poco más de 21 años Hugo Chávez llegó a ser conocido para un país entero cuando salió por televisión después de un intento de golpe del estado fallido.  Se convirtió en un símbolo para muchos pobres del país que buscaban alguna esperanza que les permitiera surgir de la pobreza y de la desigualdad que les habían atormentados  durante todos sus vidas.

Mientras tanto, en otro país al norte y en una situación totalmente distinta, las cartas IMG-20130301-00132.jpgestaban jugadas para un cambio radical en mi vida.  Tuve que escoger entre que mi familia se fuera a vivir a Venezuela y yo quedarme viviendo en “mi country” o ir a comenzar una nueva vida.  En agosto del año 1992 vine a vivir a Venezuela con mi esposa y con mis dos hijas que en aquél momento tenían 2 y 3 años.

Vine a un país muy diferente que el mío.  Con más tráfico, más gente, más movimiento y más inseguridad.  Las personas que conocía en aquél momento me abrazaban físicamente y emocionalmente dándome la bienvenida a un nuevo lugar que para mí representaba un mundo de oportunidades conjunto con desafíos significativos en cuanto al idioma y estilo de vida.

El 27 de noviembre de ese mismo año hubo otro intento de golpe estado que también falló.  Me llamó mucho la atención la manera en la cual la mayoría de los venezolanos tomaron las noticias.  Fue algo así como, “Otro día, otro golpe de estado.”  De hecho la gente aprovechaba quedarse en casa y reunirse en familia.  Fue la primera vez que vi en carne y hueso el gran espíritu del venezolano que logra siempre convertir cualquier acontecimiento en un chiste y que de alguna manera sigue luchando a pesar de las circunstancias.

Mientras que comencé una carrera como asesor financiero, Hugo Chávez siguió formulando su plan desde la cárcel para crear una Venezuela diferente y a su manera de ver, mejor.

Mientras que el sistema financiero se sacudió fuertemente en 1994, en el primer de varias situaciones parecidas que iba a experimentar en la región,  seguramente Chávez sonreía viendo la inestabilidad y la desconfianza creada como oportunidades que alimentaban la semilla del cambio que había sembrado y que ahora nutría aún estando preso por los hechos del 04 de febrero de 1992.

Mientras que vi clientes y compañías perdiendo mucho dinero y el público en general sufriendo por una moneda que se devaluaba cada vez más y por una inflación que aumentaba los precios casi a diario, lo más probable es que Chávez veía con curiosidad la ineptitud de los líderes en sus políticas económicas que hundían más y más al pueblo venezolano.

Mientras que yo construía una cartera de clientes en un país extranjero viajando de aquí para allá, Chávez construía un grupo de personas con las cuales iba a tomar el control del país.

Mientras que los mercados financieros tambalearon de nuevo y cayeron fuertemente al final del año 1998, Chávez se postuló, y no solamente ganó la gran mayoría de los votos para ser presidente, sino también ganó el corazón de muchos venezolanos su forma coloquial y su manera sencilla de ser que inspiraba confianza en los demás apoyarle en conseguir su visión para una mejor Venezuela.

Mientras que mi compañía, Merrill Lynch, comenzaba a salir del país, y también salieron de mí, al comienzo de 1999, Chávez tomó las riendas del país después de haber trabajado tanto para subir al último peldaño de poder de lo que cualquier puede aspirar en cualquier nación.

Mientras que yo me fui a vivir a Argentina para trabajar en la región con un cargo que me permitió conocer a muchas personas en todo Latinoamérica, Chávez comenzó a implementar un plan para beneficiar a las clases más humildes dentro del país.

Mientras que yo experimentaba aún otra devaluación más, esta vez en Argentina, y conjunto con un “Corralito” que volvía a la gente loca, Chávez estaba estableciendo vínculos con muchos líderes en el mundo a través de su retorica anti-capitalista y pro-socialista que también venían con regalos y subsidios que les hacían ver a Chávez y a Venezuela como el mesías que tanto esperaba la gente.

Mientras que yo veía una vez más lo precario es el sistema financiero y mientras amenguaba y tambaleaba mi propia fe en lo que hacía en el sector financiero, Chávez polarizó una gran parte de Venezuela contra el “Imperio” de los Estados Unidos de América y contra los “Oligarcas” que según él eran los culpables de todos los males de Venezuela.

Mientras que yo regresaba a Venezuela después de haber vivido tres años en Argentina, Chávez comenzó a sentir la presión de los “Escuálidos”, de los “Piti-Yankees” y de los “Imperialistas”, que buscaban quitarle la riendas de su poder.

Mientras que las tablas se voltearon y todos vimos a un nuevo grupo de “golpistas” en un intento tumbar el gobierno de Chávez, de la misma manera que él había hecho 10 años previos, seguramente Chávez seguía pensando y maquinando su próximo paso para regresar al poder.

Mientras que muchos de la oposición regocijaban con la esperanza de volver a un país donde la mano duro del estado no determinara su destino, Chávez esperaba seguramente con mucho aplomo y mucha paciencia hasta que pudo regresar a los tres días como si fuera Jesús Cristo quien también regresó al mundo hace dos mil año para marcar una diferencia positiva en el rumbo del mundo.

Mientras que yo sentía el rechazo de ser norteamericano y mientras que sentí las miradas de desdeño cuando abría mi boca para hablar y delataba mi nacionalidad, Chávez siguió culpando al “Imperio” por los males de Venezuela en particular y del mundo en general.

Mientras que yo buscaba el verdadero sentido de la vida a través de mis conferencias y mis escritos, Chávez siguió el camino de su propio mapa y continuó con su propia misión de vida para dar esperanza a un pueblo que por demasiados años había sentido la opresión de un élite de políticos que parecieran ponerse cada vez más ricos mientras que el pueblo se hundía cada vez más.

Mientras pasan sus restos por las calles de Caracas en este instante y mientras que los dignitarios de muchos países del mundo se montan en aviones dejando una cantidad de reuniones y agendas cambiadas por las circunstancia para honrar con su presencia al presidente recién fallecido, seguramente Chávez nuevamente se sonría por dentro sabiendo que aún sin poder ver la culminación de todos sus sueños, sabe que ha marcado una diferencia en el rumbo de Venezuela, de la región y de cierta manera en el mundo de muchos…

Aunque no estoy de acuerdo con su manera, con su retórica, con sus políticas y sobre todo con el odio que ha sembrado en un Venezuela que ahora se encuentra fracturado y dividido, no puedo evitar reflexionar sobre la pasión, la energía y la convicción que tenía Chávez para lograr lo que él consideraba ser el camino correcto.

He crecido personalmente y emocionalmente mucho en los últimos 21 años.  De cierta manera la presencia de Chávez ha marcado unas pautas si bien no siempre han sido positivas a mi manera de ver, sí significativas sin duda.

Hoy enfrentamos por una primera vez en 21 años una Venezuela sin Chávez. Ojalá podamos aprender de todo lo acontecido para crear un mejor camino.  Ojalá que podemos ver más allá del dinero que uno tiene o no tiene, del color de la piel con que uno nació, de su formación religiosa o creencias políticas para comenzar a pintar una Venezuela que contiene mucho color y mucha esperanza.

Percibo que Chávez, como también la gran mayoría de los políticos, comienzan con un objetivo noble.  Lamentablemente, y a mi forma de ver, el poder corrompe y me parece que eso al final fue la carga que pesó demasiada para la consecución de su intención.

En vez de trabajar desde el odio, ojalá comencemos a trabajar desde el amor que todos tenemos por dentro.  Es allí donde Venezuela, el país que ahora considero ser “mi country” puede comenzar a crear cambios positivos y tejer nuevamente sueños de amor.  Pero primero todos tenemos que estar dispuestos a arriesgarnos a hacer algo grande.  Arriesgarnos a dejar de lado nuestros intereses personales para lograr algo mucho mejor de lo que podemos imaginar.

Ojalá que ya ha venido el momento cuando se puede bajar las espadas y comenzar a conversar sobre un camino que permita que Venezuela vuelva a ser “Grande” en todos los sentidos de la palabra.

Creo firmemente que nos convertimos en los que pensamos.  Chávez nos decía que iba a estar hasta el 2021.  Si tomamos el día, el mes y el año que se murió y las sumamos:

05 + 03 + 2013 = 2021

De alguna manera, aunque seguramente no de la manera como imaginaba, Chávez llegó a su deseo de estar en el poder hasta el 2021…

Mientras que no estoy de acuerdo con su manera de actuar y con el odio que sembró, admiro y respeto la pasión y la entrega con que Hugo Chávez Frías actuó en la consecución de su propia dirección.

@RobMcBride
06 marzo 2013